capítulo 7
UN MUERTO MONTADO A CABALLO
Esa noche Ismael no durmió, y cuando se acercaba el alba bajo
a ensillar su caballo, pues debía estar preparado a la salida del Maestro.
Cuando este salió se metió por un sendero secundario que por suerte, Ismael
conocía bien. Antes de salir el joven le dejó una nota a su tío* y emprendió el
viaje por un camino paralelo al del Maestro. Cuando estos dos ya se juntaron
Ismael notó algo raro en su postura, estaría
muerto? Unos metros más tarde chocó con
una rama y calló al suelo. Fue entonces cuando Ismael comprendió que
efectivamente no estaba vivo, pero, lo habrían matado? Al joven le entró miedo y pudo observar que a
un lado se hallaba un hombre, inmóvil y erguido como un árbol, quiso escapar, pero las fuerzas le fallaron.
Era ya demasiado tarde para volverse atrás.
*"Las cosas, señor tío, van más deprisa de lo que
esperábamos. Por una palabras que he cogido al vuelo
sé ahora ya sin duda que el hombre del que os hablé es uno de
ellos.
Se propone llegar a Brujas cuanto antes. Para ganar tiempo,
partirá de la posada antes del
amanecer, y también, según yo creo, porque quiere guardar su
anonimato y dejar la menor huella
posible de su paso.
Pues bien, sin que él lo sepa, no se irá solo de La
Encrucijada. Lo seguiré a cierta distancia. Y, si la
suerte me acompaña, encontraré un momento propicio para
hablarle. Si me escucha, comprenderá
que mi interés es verdadero. ¡Ojalá decida aceptarme!
No podré contar con vuestra ayuda, y bien que lo siento. Vos
mejor que nadie habríais podido
convencerlo. Pero las cosas suceden de otro modo y ya no
tiene arreglo. Espero ser capaz de
conseguir por mí mismo lo que tanto deseo, o de intentarlo
por lo menos.
No os inquietéis por mí: sabré guardarme.
Tan pronto como pueda os enviaré un mensaje.
Ismael." -carta al tío-
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